27/10/07

Sociología barata del macho de espalda plateada

Forges en El País



Ayer puse el enlace al vídeo del Juez Calatayud porque había mucha gente a mi alrededor que no lo había visto. De hecho, ni siquiera sabían quién es. El Juez Calatayud no es nadie especial, o sí. Simplemente, es un tipo con sentido común y que está situado en un puesto desde el que puede ejercerlo en beneficio de la comunidad. Por ejemplo, condenando a un delincuente juvenil a sacarse el graduado escolar (y vigilando que lo haga).

Las cosas que dice son tan evidentes que ni siquiera haría falta que nadie las dijera. Pero es que nadie las dice. El nivel de imbecilación de nuestra decadente sociedad ha alcanzado tales cotas, que el hecho de que salga un señor diciendo que una cosa es cometer un delito y otra cosa es ser un delincuente, que los hijos deben obedecer a los padres, que los chavales tienen que ir al colegio, que en el colegio deben respetar a los profesores y que, a cambio, los profesores deben enseñarles algo... resulta todo un acontecimiento.

Nuestra sociedad está muy, pero que muy necesitada de sentido común. Si echamos una mirada a nuestro alrededor, vemos que los políticos y los medios de comunicación tienen como principal ocupación abastecernos de preocupaciones absolutamente estúpidas, mientras que nadie habla de las cosas que realmente importan ni -por supuesto- hace nada por arreglarlas mínimamente. Aparte de las estupideces políticas, están los teledeportes y la telebasura en general para tenernos entretenidos.

A estas alturas, la sociedad se mantiene sobre cuatro pilares: La policía, el fútbol, la lotería en sus diversas vertientes y las putas. Si quitáramos la policía, la sociedad se derrumbaría porque habría que armarse y salir en grupo a la calle, en especial las chicas; sin el fútbol, la gente buscaría otras formas más agresivas de agruparse en facciones y, además, tendría que ocupar su tiempo en otros menesteres tal vez más destructivos (como leer o quemar coches), sin la lotería en sus diversas manifestaciones, todo el mundo se vería obligado a adquirir conciencia de que su miserable vida no va a cambiar jamás y que todos esos sueños inconfesados, residuos de su infancia, jamás van a verse realizados lo que, presumiblemente, incrementaría exponencialmente el número de suicidios y, sin las putas, el nivel de violaciones excedería toda ponderación: sería un caos del copón.

Y, mientras tanto, la ideología imperante, que obliga a todos, la compartan o no, pretende que a los niños se les eduque (el término "educar" es un eufemismo, obviamente) como si vivieran en los mundos de Yupi. Como los niños no son precisamente gilipollas -de hecho, suelen ser bastante menos gilipollas que los adultos, al menos hasta cierta edad- ven con claridad meridiana que lo que les cuentan en el cole no tiene absolutamente nada que ver con la realidad.

Y la realidad es un mundo completamente desestructurado, en el que no tienen modelos ni existen valores de ninguna clase. Se habla mucho de una cosa llamada conciliación de la vida laboral y familiar. Lo que se sortea elípticamente es que no existe la vida familiar. Una parte no menor del desastre viene del simple hecho de que la familia como tal ha desaparecido.
Digan lo que digan los progres -y en esto participa todo el mundo, progre, facha o neutral: es la ideología dominante. Mejor: la práctica dominante- somos primates, nuestro cerebro está programado para desenvolverse en un mundo de primates, estructurado y jerarquizado de alguna forma, y resulta que en una generación ese mundo se ha venido abajo. Y el primatito está completamente desorientado.

Yo, como soy un macho solitario de espalda plateada que ya he cumplido, me limito a observar todo esto desde la barra de mi bar mientras rindo culto a Baco melancólicamente y brindo a la salud de su señoría.

26/10/07

El tipo adecuado en el sitio adecuado

Muchos ya habréis visto el video, pero es de las pocas cosas que a uno le hacen concebir esperanzas en el futuro de la civilización occidental.
Nota bene: Este es el tipo que, por ejemplo, a un menor chungo, en vez de meterle un par de años de internamiento para cumplir el expediente, le condenó a sacarse el graduado escolar (o como diablos se llame ahora) y llevarle las notas al Juzgado para controlar su "reinserción".

22/10/07

Acertijo para historiadores

Ahora que está otra vez de moda el genocidio armenio ("genocidio" con minúscula, porque Israel prohibió que se escribiera con mayúscula ningún genocidio que no fuera la Shoah), y por su parte se vuelve a liar de modo visible en el Kurdistán, me permito plantear esto:

Este es el típico mapa del Kurdistán que aparece cada dos por tres. Este concretamente es de
Le Monde Diplomatique de hace unos años.




Y, éste otro, el que ya os colgué, de Turquía y Armenia tal como figuraban en el Tratado de Sèvres (o sea, como Gran Bretaña y, sobre todo, Francia, pretendían que quedara tras la Primera Guerra Mundial, sólo que Mustafá Kemal se lo fastidió con la cosa de no rendirse y echar al Sultán) Por cierto, que por más que he buscado, no lo he encontrado en Internés, así que menos mal que yo guardo atlas escolares antiguos en papel.



Pista: A una masacre se la llama genocidio cuando se cargan a gente cuyos ricos te financian tus guerras.

14/10/07

La democracia y el lechero (I)



"Democracia es que, cuando llaman a tu puerta a las cinco de la mañana, sea el lechero."

Sir Winston Spencer Churchill


"Nunca he conseguido entender qué cojones hace el lechero llamando a tu puerta a las cinco de la mañana."

PCB Carpzovius


Porque yo sé qué es eso de que el lechero venga a casa con la leche. Pero, en la España de mi infancia, venía más o menos a la hora de comer. O sea, algo razonable que no te pegaba sustos no fuera a ser la Brigada Político-Social. (En mi caso, algo bastante improbable, ojito, no penséis que quiero tirarme el moco)

No obstante, es la mejor definición existente de lo que es una democracia. Un régimen en el cual uno puede hacer más o menos lo que le dé la gana siempre y cuando no joda al que manda. Vale. Eso vale también para las dictaduras más feroces. Incluso para las teocracias islámicas que denominamos "regímenes moderados" y que nos compran tantas armas, contribuyendo a mantener los puestos de trabajo cualificados en el solar patrio. Pero -entendámonos- se trata de una generalización.

La idea de Democracia que inspira a mis conocidos republicanos consiste en que todos somos iguales y que cualquiera puede llegar a gobernar merced a unas elecciones libres. Por eso les repugna tanto que haya una familia que transmita de padres a hijos la condición de Jefe del Estado. Obviamente, salvo tal vez el caso de Marco Furio Camilo (si es que existió), esa idea es una estupidez tan enorme que no merece mayor comentario. Pero hay gente que sigue, erre que erre, con el tema.

Pues no es esa mi idea: Tener un rey significa, no sólo que nos ahorramos el gasto inútil (para nosotros, los normales) de otras elecciones, sino que hay alguien en la cúspide simbólica del Estado que no depende de unas elecciones (o sea, de El Mundo, El País, la SER, la COPE, y demás inmundicias mediáticas) y que, además, sigue en el mismo curro durante toda su vida útil, así que conoce el oficio, conoce a todo el mundo y puede tomárselo con tranquilidad. Si además hace algún negocio, pues mejor para él. Y para nosotros, que nos sale más barato.

Vale, también, que la así llamada democracia funciona más o menos porque, como está basada en la presupuesta imbecilidad de los ciudadanos (y ciudadanas) (y la camarada Loreta), tiene la ventaja de que las imbecilidades de distinto signo tienden a neutralizarse entre sí. Pero, en lo fundamental, la única ventaja que tenemos es que el Poder nos deja más o menos en paz. Y es una ventaja nada desdeñable, qué caramba.

Caso práctico: España 2007. Jamás se ha vivido mejor en esta así llamada piel de toro. En tiempos de ZP se vive mejor que cuando Aznar (salvo en lo del tabaco) y, cuando Aznar, se vivía mejor que con Felipe González; y, cuando FG, se vivía mejor que con Calvo Sotelo y Suárez (salvo que aún se podía fumar en los cines, al menos en algunos). Y con Suárez, mejor que con Franco. Pero la clase política profesional que usurpa con nuestra alborozada aquiescencia la soberanía nacional, tiene como única meta perpetuarse en el sillón (antiguamente llamado "poltrona") y -por consiguiente- tienen que inventarse estupideces que nos dividan para poder manejarnos mejor.

Así pues, las únicas tensiones que llevan a los españoles de distinto signo a discutir en los bares -e incluso a discutir a grandes voces- son inventadas por las agencias de publicidad a las que las corporaciones de políticos profesionales (a su vez trabajadores por cuenta de los banqueros, a los que tienen que pagar la hipoteca del partido, como cada cual) contratan para asegurar un porcentaje de escaños que les aseguren el mantenimiento de su nivel de vida parasitario.

En España, el principal problema es el precio de la vivienda, como decía el otro día. Ese problema tiene sus jalones: 1985: Ley Boyer, que sumió a media España en la precariedad y provocó el primer subidón del precio; (tímida rectificación con la Ley de Arrendamientos Urbanos del 96). 1997: Ley del suelo de Aznar, que dio carta blanca a la especulación de la que se financian los partidos que controlan cualquier ayuntamiento; situación actual: Toda España hipotecada y catástrofe sociológica sin precedentes que, después de habernos hecho a la idea de que se podía vivir medio decentemente, ya ha acostumbrado a la juventud (y no tan juventud) a la idea de que una hipoteca no dura -pongamos- diez años, sino toda la vida. Y que eso es normal.

No lo es.

Pero ellos saben hacer las cosas y explotar el instinto básico tribal. Saben qué primitivos resortes hay que tocar para que sus víctimas se peleen entre ellos en vez de ir a quemar sus oficinas. Las privadas, digo, las que tienen jacuzzi incorporado, no esas que dan a la calle en las que trabajan curritos igualmente hipotecados (aunque en condiciones un poquitín más ventajosas)
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Nota Bene: El día de la Fiesta Nacional, la chusma jaleada por los émulos de Goebbels profanó el momento más sagrado para cualquier soldado de España: el momento en que rendimos honores a los pringados que murieron jugándosela por nosotros. Esa absoluta falta de respeto indica que hablamos de chusma especialmente infecta. Perdonadme, pero hay cosas que me pueden.

11/10/07

Quemando fotos en la calle, porque no tienen otro sitio, los pobres míos

Ayer tarde-noche, tuvimos una amena discusión en la Barra Física Interina (ya cada vez menos interina ante la falta de alternativas) sobre temas de actualidad. Había un habitual, convencido desde pequeñito de las virtudes de la República en sí misma considerada que se declaraba dispuesto a quemar fotos del Rey Nuestro Señor el viernes en la Castellana y otro, no menos habitual, que abominaba de Su Majestad, siendo muy partidario de la abdicación, tras la cual esta Monarquía tendría los días contados, pero que era partidario de pasar por las armas sin formación de causa a todo punki que incinere retratos reales, sobre todo, si es catalán. Como lo que sigue lo escribí en servilletas una vez que me quedé solo, mientras me tomaba la penúltima cervecita mientras el camarero, amablemente, me ponía a Sepultura, pensaba retocarlo esta mañana, pero, no. Lo dejo tal cual:

Yo, como soy titular de una mente simple, me siento ridículamente español; no obstante ser considerado por algunos (vaya Vd. a saber por qué) un "radical de izquierdas" o un "facha" por otros -depende de las circunstancias, vulgo ingesta alcohólica-, pues como que me se siguen poniendo los pelos como escarpias cada vez que escucho "Suspiros de España" cuando estoy en Nueva York. Lo cual, todo hay que decirlo, es por completo infrecuente.

Aunque sea todo eso que vds. (o algunos de vds.) saben -y, si no, lo sospechan-, sigo siendo consciente de que [y aquí el "de que" está correctamente empleado, al contrario de lo que padezco cotidianamente en la prensa: "¿de qué soy consciente?", tiene sentido; "¿qué soy consciente?", carece de él: soy consciente DE algo y ése es el antiguamente - in illo tempore: cuando los bachilleres no hacían faltas de ortografía- llamado "complemento indirecto"] Decía que soy consciente de que los Estados (o los inmarcesibles anhelos de Estado) han llegado al punto de no ser más que meros señuelos o excusas, según el momento, para enmascarar las cosas realmente importantes. Se están quedando en tan poca cosa (salvo los inexistentes) que, cada vez más, se van viendo sustituídos (otrora "substituídos", cosa filológicamente harto adecuada) en el imaginario popular por los equipos de fútbol o los delirios identitarios que ayudan bastante a disminuir el tamaño de los Estados que, por su entidad, aún pueden suponer un obstáculo (pronto la Academia aceptará "ostáculo") para las empresas privadas propiedad de los pocos ricos que gobiernan el mundo y, por ende, no sólo a los así llamados subsaharianos, sino también a nosotros, abertzales y segadors incluidos; haceros a la idea, por favor, que todos somos pobres. (aunque no tanto como otros, eso sí)

Recuerdo un momento concreto, allá por 1990, cuando los gobiernos europeos decidieron renunciar a controlar las transacciones internacionales de pasta entre ricos. Era en pleno inicio de la época de las fusiones, aquí en el solar patrio, tras algún intento fallido aunque pionero. Yo estaba comiendo en casa de uno de los pioneros -también- en efectuar el hoy día asumido tránsito desde el trotskismo que nos habían tratado de vender a los un poco -pero poco- más jóvenes (la Revolución iba a ser mañana) hacia la dirigencia de las instituciones capitalistas (el hombre ya estaba en un par de consejos de administración, y no es un recurso literario) y ambos coincidíamos en que esa noticia que los dos habíamos leído esa misma mañana en El País, como algo que estaba de puta madre, era, ni más ni menos, que el triunfo de las empresas (digo "empresas" porque el término "multinacionales" queda como de marxista antiguo) sobre los Estados (y observarán mis amables lectores que respeto las normas -actuales- de la RAE y aún pongo Estado con "E" mayúscula) .

Desde entonces acá, se ha visto cómo se pone en el poder -democráticamente, por supuesto- a quienes estén mejor dispuestos a regalar la cosa pública a los empresarios que financian al partido o -en sitios donde la cosa anda más repartida (hay más ricos y ya no se molestan mucho en poner intermediarios en el Gobierno), como Estados Unidos- a su candidatura personal.

Es decir:

a) Que me parece estupendo que los niñatos de las juventudes de ERC o similares (vbgr.) la monten quemando fotos de Juan Carlos en lugar de montarla por su hipotético derecho a una vivienda a precio razonable (antes de ir al fútbol)

b) Que me parece estupendo que atiendan a los jueces que quieren ser estrella en lugar de la Estrella y a los ex-rojos ex-chotas de la brigada político-social que los jalean, haciéndoles sentir que con su viril (o femenil) actitud hacen tambalearse a la pérfida España y a la Monarquía que simboliza toda una serie de cosas horribles (como que Aznar nunca, se ponga como se ponga, pueda ser Presidente de la República Española, cosa que haría entrar en éxtasis a umás de uno) Pero bueno, eso, en la mayoría de los casos se pasa con la edad.

c) Que, en resumen, me parece estupendo que los peores problemas que nos aquejan a los españoles (me refiero a la localización geográfica para no herir susceptibilidades) sean:

- Que la propia España en sí misma considerada se rompe (habida cuenta de que ya no existe más que como referente sentimental para gilipollas como yo y algún otro) por la acción de cuatro gualdrapas (aunque resulte que ya no es más que una propiedad privada)

- Que los maricones se casan.

-Que se hace una Ley para decidir que el Generalísimo era malo.

-Que el malvado ZP quiere implantar de nuevo la Formación del Espíritu Nacional (eso sí, de centro-derecha moderado, pero a elección de cada cual, curas incluidos) en los colegios, para hacer la competencia a la Religión propiamente dicha.

Y, en fin, cosas así: ya saben mis pacientes lectores. Cuando para un anormal como vuestro humilde narrador el tema consiste en que, en 1987 una casa valía 3,5 kilos; en 1997, la misma casa valía 13 kilos y, en 2007, la misma casa (sin reformar) vale 33 kilos. De pesetas: soy un antiguo.

Ese es un ejemplo de por qué -a mi entender- todo el mundo vocifera por gilipolleces que no interesan los más mínimo ni a mí ni a Vd., atento lector/a. (concesión a la corrección política, cosa inventada para evitar que el lenguaje escrito o hablado pueda enardecernos lo más mínimo al vulgo lacayo, que eso es muy peligroso)

Nota Bene:

- ¿Alguien se habría enterado de que alguien en Catalunya había incinerado una foto del Rey Nuestro Señor sin la ayuda de la COPE, El Mundo Y los portavoces del PP?

- ¿Se habría puesto de moda torrefactar iconos de Juan Carlos y el resto de la Real Familia de no haber sido por la pintoresca represión ejercida por determinados aspirantes a vedette jurídico-mediática? (lo que lleva a la vedette por excelencia a volver por sus fueros) (en esta ocasión, de modo idóneo, aunque presumo que la instrucción habrá sido como siempre de mala)

Son ejemplos. Todo esto en vez de cuestionar el sistema fundamentalmente corrupto en que nos desenvolvemos que es el que sirve y se mantiene para financiar a los partidos mediante la especulación urbanística. Pero, claro, para adormecer los instintos justicieros de las juventudes, los especuladores inventaron hace ya mucho los nacionalismos (y los partidos, of course) cosa la mar de hábil, todo hay que decirlo.

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Bueno. Basta. Sólo decir que soy un clásico que delira por escrito a deshora en la barra de un bar (en auténticas servilletas), como César González Ruano aunque sea de verbo menos florido. Fíjate: César González Ruano al que - vaya Vd. a saber por qué- citan últimamente todos los columnistas pedorros de toda la prensa de cualquier condición

(Y es que, desde que el último Don Jesús pasó a mejor vida y marchó al seno de Abraham, las cosas andan confusas y los cuchillos han salido de sus vainas hasta en el seno de la familia, como puede verse hasta en algo de interés tan general -Álvarez Cascos dixit, con gran éxito- como es el fútbol y en la aparición de un 20 minutos de pago)

Eso sí: D. César G. R fue autor responsable, entre otras cosas, de una novela cojonuda que se llama "Circe" y que trata de un espía español algo rarito (o sea, un tipo atormentado y tal) que se queda colgado de una puta marroquí en la época del Protectorado. Novela publicada por el eximio Sr. Bergua, Editor de grandes méritos e insigne polígrafo, como se decía antes, quien llevó su osadía a publicar en un solo volumen el Libro de los Muertos egipcio y el Bardo Thodol tibetano; de cuyo volumen lo más interesante, la verdad, resulta ser el prólogo de unas 100 páginas intitulado: "cómo y por qué traduje el Bardo Thodol", donde desgrana la relación entre André Gide como profesor en París (cuando París era París, mucho ojito), una genuina princesa tibetana, diosa viviente, y la incipiente farmacopea anticonceptiva de principios del siglo XX.

También da alguna receta de "cocktail" bastante precisa, capaz de tumbar a un lama.

Bueno, y me retiro que ya es tarde. Vtro. Affmo.