30/12/09

Trastorno bipolar

Es un tema que siempre está en el candelero. Por ejemplo,  una secta muy poderosa y que sigue sin pagar impuestos, lo saca a la calle a cuento de la así llamada ley del aborto, antes con el matrimonio homosexual, o con la experimentación con células madre. En fin, es el tema del “Derecho natural”.

La idea de que existe algo que podríamos llamar “Derecho natural” (a efectos de abreviar, incluyo aquí el llamado “Derecho divino”) tiene muchos matices, aunque últimamente está bastante desprestigiada fuera de los ámbitos religiosos como, por ejemplo, todo el mundo islámico.

Hay muchos modos de enfocarlo. Uno, bastante frecuente, consiste en remontarse a un ser mitológico y omnisciente que, directa o indirectamente, inspira (o dicta) a un escritor un libro (por ejemplo, distintas versiones de la historia mítica de una tribu de beduinos sanguinarios sometidos a un dios psicópata) cuyo texto se considerará posteriormente verdad absoluta, y será interpretado de forma más o menos rocambolesca por sucesivas generaciones de exégetas que se prestigiarán  extrayendo del mismo las interpretaciones más peregrinas hasta generar un corpus doctrinal.

Los seguidores de dicho corpus doctrinal, considerarán natural imponer su vigencia a todo el mundo, de grado o por la fuerza, ya que se trata de La Verdad. Véase el asesinato de la neoplatónica Hipatia, remozada últimamente; las diversas quemas de la biblioteca de Alejandría o de otras menos famosas; Almanzor, los almorávides, las cruzadas, las persecuciones de los judíos, las diversas inquisiciones, los sacrificios humanos de los antiguos mexicanos, la conquista de América, las andanzas de Tamerlán, las brujas de Salem, la guerra de los 30 años o el nazismo. Los musulmanes, como llevan seiscientos años de retraso en su evolución religiosa, todavía andan por la época en que entre nosotros comenzaba a sistematizarse la Inquisición.

En fin: yo considero la religión   como una explicación del mundo más asequible que la ciencia y, por consiguiente, (en su acepción jerárquico-moral) más adecuada para el control del vulgo promiscuo. De momento, veo difícil que los defensores de la teoría de las supercuerdas lleven sus intentos de implantarla más allá de las intrigas departamentales en alguna facultad de Física. Claro, la ciencia es subversiva: hay que estudiar y cuesta trabajo entender las cosas; como ideología no vale.

A estas alturas, los partidarios de la Transubstanciación, como suelen vivir en una civilización decadente como la nuestra, o bien en otros territorios donde están en minoría, y ya no pueden socarrar a los que la ponen en duda, han de conformarse con manifestaciones públicas conforme a la denostada ley secular.

Mejor lo tienen los que saben que el Arcángel San Gabriel le dictó El Libro a Mahoma, por aquello de los seiscientos años que llevan de retraso. Ellos sí que pueden seguir lapidando, degollando o explosionando a sus conciudadanos recalcitrantes o, sencillamente, tibios, aunque –obsérvese- la matanza va desapareciendo de las instancias oficiales para ir pasando a instancias privadas y, últimamente, consideradas más bien rebeldes: el Islam también comienza su decadencia, camino que la Cristiandad ya tiene recorrido.

En fin, a efectos prácticos, la religión es una ideología. Electoralmente (en los sitios donde hay elecciones) se defienden supuestos valores porque se supone que dan votos, aunque quien esté en el mitin haya abortado o pagado abortos, sea promiscuo, homosexual, pederasta o se entregue habitualmente a genocidios espermáticos aunque sólo sean de índole psíquica y por tanto, íntima. Pero, bueno, ya lo explicó Nuestro Señor, que hay que hacer lo que dicen, no lo que hacen los sepulcros blanqueados.

Lo que es regocijante es que la irreligión militante actúa sobre sus adeptos más visibles exactamente igual, con la única diferencia, (en los últimos tiempos, ojo, que ya pasó la era de las revoluciones), de que tiende a actuar siguiendo las reglas del juego. El matrimonio homosexual, por ejemplo, aunque sea muy decadente (es la mar de decadente reconocer la realidad, es decir, que el 10% de los ciudadanos y ciudadanas son homosexuales), no es más que lógica constitucional, es decir, legislar para que todos los ciudadanos tengan iguales derechos, empezando (y acabando, claro está) por aquellos derechos que no tocan el bolsillo.

Son ideologías contrapuestas. La progre, a mi juicio, es mucho más adecuada al “liberalismo”, ya que contribuye notablemente a atomizar la sociedad, eliminando lazos familiares o de clan, reduciendo la resistencia a la frustración y produciendo especímenes débiles: mano de obra barata e indefensa, ya que no hay nada entre el individuo y las grandes empresas que dominan la sociedad. El progre no se considera parte de nada, ni de una “patria” –salvo que sea muy pequeña y manejable-, ni de una “historia” (id.) ni de una “tradición” (id.): es como un paracaidista recién caído de Melmak.

Por supuesto, la ideología progre, aunque afortunadamente no necesita sangre, puede ser –es- tan integrista como el más rancio catolicismo o islamismo, y comparte con ellos el ansia de prohibir cosas, ya sea fumar, ir a los toros, cazar, educar a los niños de forma sensata, llevar velo o poner cruces en sitios públicos, hacer la matanza o quesos artesanos y orujo casero. La última guinda es la penúltima reforma de nuestro Código Civil: si tu hijo te desobedece, no le puedes dar un sopapo; pero puedes llamar a la Policía. Es decir: se liquida la familia y se mete a esa “sociedad” o al Estado en tu casa una vez que tú –padre o madre- has sido desposeído formalmente de la autoridad que la Ley , natural y positiva, te confería.

Es decir: que esa ideología “progre”, ese “pensamiento blando”, no es ni más ni menos que la adaptación a los tiempos de las antiguas ideologías religiosas para seguir garantizando su principal finalidad: tenernos sujetos y que los que mandan sigan mandando.

Dicho todo esto, yo sí creo que existe algo que, metafóricamente, podríamos llamar “Derecho natural”, pero cuya base está en la Biología, y su exégesis en la Etología.

Es decir: el comportamiento de las especies tiende a la supervivencia: los comportamientos “buenos” para la supervivencia de la especie (de la especie, no del individuo) se mantienen, mientras que los “malos” se reprimen o desaparecen solos por extinción, natural o forzada de los individuos “malos”.

Por el momento –y digo “por el momento”- todas las culturas conservan un cuerpo de tabús más o menos comunes,  que regulan con pequeñas variaciones los comportamientos básicos y que, en general, coinciden con los diez mandamientos. Se trata de normas cuyo incumplimiento la suicida especie humana castiga a cuando se produce a pequeña escala y premia cuando se produce a gran escala. Obvio: para poder incumplirlas a gran escala hay que mandar mucho.

28/12/09

Lo que es el barrio (VI) Ventajas de la cosa multicultural

Esto lo escribí el día de Navidad, pero me había dado pereza colgarlo.


Estas fiestas ya no me dicen nada. Es verdad, no una pose. Me entusiasmaban cuando era pequeño y aún hoy, a veces, tengo un flashback cuando, por ejemplo, huelo a serrín y me vienen a la cabeza inconscientemente las Navidades de mi infancia: era el olor del Belén (poner el Belén era el acto más importante del año), pero son evocaciones de esos momentos dorados que tenemos todos.

Cuando llegan estos días me hartan por igual los que se empeñan frenéticamente en fingir que se lo pasan taaan bien con ocasión de los festejos y se empeñan en demostrártelo, y los que, año tras año, se empeñan en recordarnos que la Navidad es una orgía hipócrita y consumista. No soporto que me den el coñazo año tras año con lo mismo. Supongo que respeto a los que creen de verdad en Dios y en los acontecimientos del portal de Belén y hallan algún tipo de trascendencia en estas fechas que, para mí, no tienen nada de particular, salvo unos días de descanso que se agradecen. Bueno, los respeto si no me dan mucho el coñazo. Afortunadamente, mi familia es poco dada al folklore, así que, por ese lado, tampoco tengo muchos motivos de queja.

Lo que sí era motivo de queja era lo de salir a la calle el día 25 y encontrarme con que todo estaba cerrado. Y, cuando digo todo, quiero decir eso: todo. Ni periódico, ni cafelito, ni pan.

Pues bien, este año me he dado cuenta de que las cosas han cambiado.

Cuando anoche volví al barrio tras la cena familiar, andaba preocupado porque me había quedado sin tabaco, lo que significaba seguramente que no podría comprar hasta mediodía, salvo que me acercara al centro.

Pues no: a la 1 h., el bar de las dominicanas estaba abierto. Claro, ellas son muy católicas, pero como están lejos de la República y de la familia, se habían reunido a celebrar la Nochebuena en el bar y, ya que estás en el bar, ¿por qué no vas a abrirlo por si aparece algún desheredado de la fortuna a tomarse algo?

Esta mañana he salido a la calle con la relativa tranquilidad de esa media barra de pan que guardé ayer. Bueno, pues la guardaba innecesariamente. Todos los chinos están abiertos y, al menos dos, tienen un pan más o menos decente. Y leche también, bueno, y todas esas cosas que un “single” echa de menos el día de Navidad por la mañana y no tiene dónde comprar.

Pero es que no acaba ahí la cosa, porque también estaba abierta la frutería de chinos que acaban de abrir en el Paseo, donde estaba esa tienda de lámparas horrorosas donde nunca entraba nadie, y también la otra frutería de los bengalíes del kebab, que también está abierto para tomarse algo. Ahí me doy cuenta de que últimamente las fruterías estaban copadas por sudamericanos que también son  católicos o protestantes y cierran, pero los chinos y los musulmanes, no.

También estaba abierto desde por la mañana el restaurante chino bueno del Paseo, donde puedes tomar un café a esa hora, pero la guinda ha sido uno de los bares más graciosos en cuanto a la coincidencia navideña: los dueños son chinos (los mismos del todo a 100 de enfrente, también abierto, vaya usted a saber por qué) y, aunque llevan ya cerca de 20 años y son del barrio, o sea, que conocen a todo el mundo y hasta te fían, no por eso dejan de ser chinos, es decir, que el 25 de diciembre es un día como otro cualquiera. Como la cocinera es ucraniana y para ella la Navidad no es hasta dentro de unos días, y el camarero es marroquí, o sea, que también le da lo mismo, pues no ha habido ningún problema.

En resumidas cuentas, que este barrio sigue siendo la pera, pero el día de Navidad es mucho menos inhóspito para los descreídos madrugadores como yo.

15/12/09

Casamiento musulmán masivo en Gaza




casamiento-musulman 
Mientras  asistimos a los últimos actos de la huelga de hambre de Aminatu Haidar, os propongo un asunto que arrasa en los blogs liberales y en los correos masivos:


La “red” es el mejor propagador de bulos jamás inventado. Las maniobras de intoxicación de unos y otros han encontrado la caja de resonancia que el Dr.. Goebbels habría soñado. Claro, que tal capacidad se debe en gran medida a que a todos nos gusta considerarnos muy listos y a la posibilidad de encontrar “noticias” o interpretaciones de las noticias a medida de nuestros gustos, adaptadas a nuestras preferencias o fanatismos personales.

Uno de los últimos bulos exitosos ha sido esta noticia, iniciada en determinado “medio digital” y que rápidamente se propagó a otros que también se caracterizan por lo que eufemísticamente podríamos denominar escaso rigor en confirmar las fuentes y, de ellos, a la blogosfera, que como todos sabemos es estupenda para propagar la intoxicación.

La noticia es la siguiente: En Gaza se produjo, bajo el patrocinio de Hamás un “casamiento musulmán masivo” en el que se casaron más de 400 niñas menores de 10 años con hombres adultos. Hamás habría organizado el evento como muestra de afirmación contra Occidente y habría pagado a los novios 400 euros por pareja. La noticia va a acompañada de un reportaje fotográfico que muestra a hombres adultos con niñas vestidas de novia y maqueadas. El texto está lleno de las habituales barbaridades relacionando Islam con clitorectomía y demás.

tizas hamas

La reacción ha sido la esperada: propagación masiva del bulo. Hay mucha gente deseando mostrar (y creerse) lo malos que son los moros. Aparte de enlaces a alguna “fuente” en la que se recogía el bulo encontrados en blogs por los que paso, he recibido no sé cuántos correos con enlace a la “noticia”.

Lo que realmente ocurrió es una boda de adultos. La participación de Hamás proviene de que la boda era con viudas de fallecidos debido a la represión israelí y aledaños. Las niñas son las hijas de las viudas, todas ellas más o menos adultas. Lo que se da es la obligación de los hermanos del muerto de hacerse cargo de su familia; lo mismito que entre los judíos, como puede apreciarse en la Biblia, en el episodio de los hijos de Judá (episodio que, por otra parte, dio origen al término “onanismo”, por Onán, hijo de Judá, que practicaba el coitus interruptus.):

rteve hamas


En la mayor parte de las webs que dieron a conocer la “noticia”, ya se ha eliminado, sin dar más explicaciones; por ejemplo, aquí:
y aquí:

Pero algunas otras, más decentes, se disculpan con sus lectores, como ésta:

Aquí viene la cosa bastante bien explicada:

Como dato curioso, el enlace que me ha llegado en muchos correos de lectores y lectoras indignados e indignadas por la perfidia musulmana, siempre se hace mención a un “casamiento musulmán masivo”. Si buscamos esa cadena en google, nos sale esto:

Porque si, sencillamente y de acuerdo con el español normal ponemos “boda musulmana masiva”, nos sale esto otro:
http://www.google.es/search?hl=es&client=firefox-a&channel=s&rls=org.mozilla%3Aes-ES%3Aofficial&hs=i9Z&q=una+boda+para+cien+viudas+de+hamas&btnG=Buscar&meta=
En fin, que no os creáis que todo lo que os gustaría que fuera cierto lo es.


Colofón: Cui prodest…

9/12/09

Aminatu Haidar

Estos días acapara portadas una señora saharaui que se ha puesto en huelga de hambre. Se trata de una activista en pro de la independencia del Sahara Occidental con un tétrico historial de prisión y tortura a manos de las autoridades marroquíes, a quien Marruecos negó la entrada en El Aaiun por poner en un impreso que su nacionalidad era “saharaui”. Devuelta a España, parece ser que alguien tomó la decisión de permitirla subir al avión de vuelta y entrar en territorio nacional sin documentación de viaje, ya que su pasaporte le había sido retenido por la gendarmería marroquí. Me creo que quien fuera lo hizo por motivos de lo más “humanitario”.

Independientemente de la regularidad o no de su entrada en España (ya que, aunque no traía pasaporte, parece que sí que tenía permiso de residencia, por lo que se le podía permitir la entrada según el art. 25 de la Ley de Extranjería), lo pintoresco de este asunto es su actuación posterior.

En todos los medios de comunicación aparece que esta señora se ha puesto en huelga de hambre para presionar… al Gobierno español. La causa saharaui cuenta con muchas simpatías aquí por motivos evidentes. Cuenta incluso con las mías. Pero el circo mediático que han organizado los más preclaros exponentes de La Ceja, también contra el Gobierno español, no deja de sorprenderme.

Esta señora tiene un problema con Marruecos. Lo que ocurre es que, como sabe perfectamente que el Gobierno marroquí no la va a hacer ni puñetero caso y que le importa un pimiento que se muera (menos aún, si se muere en Canarias), dirige su acción contra nuestro Gobierno, que es más sensible.

Obviamente, la actuación marroquí es impresentable, pero no más de lo habitual; la novedad es que esta señora se dedica a exigir al Gobierno español algo que no está en sus manos concederle, es decir, que Marruecos la readmita como saharaui. No sé qué pretende, ni qué pretenden los mediáticos de izquierdas como la Bardem o Saramago, ¿que España invada Marruecos e independice el Sahara?

No entiendo nada. Eso sí, se están jodiendo nuevamente las relaciones con Marruecos y todo aquél que quiere meterse con el Gobierno, por la izquierda o por la derecha, tiene un nuevo titular disponible. Como siempre, se dan vueltas en torno al problema central: que, por más que nuestro humanitario Gobierno la haya ofrecido todas las opciones que está en su mano realizar, incluso concederla la nacionalidad española (algo a lo que, como saharaui ex-ciudadana española tiene derecho, por otra parte), ella no se conforma, porque quiere un imposible.

Supongo que el único motivo es salir en los medios y recordar la situación del Sahara, pero más allá de la responsabilidad histórica de España en la miserable venta del pueblo saharaui a Hassán II (en un momento en que no podía hacer otra cosa salvo ir a una guerra desastrosa en defensa de nada, ya que ni los saharauis nos querían allí), mi modesta opinión es que podía ir a otra parte a tocar los cojones.


Colofón (por el momento): A juzgar por las últimas noticias, parece que Moratinos ha estado haciendo horas extraordinarias: "presiones" de la ONU, de la UE y de Clinton. Veremos. Estas cosas se hacen discretamente, hombres de Dios... lo que no pueden hacer ahora es poner a Mohamed en la tesitura de tener que bajarse los pantalones delante de toda la "comunidad internacional".

1/12/09

Lo que es el barrio (V) Peleas y 2. El factor Piolet.


El escenario de los hechos: Zona de CHSF en la barra del Enredos (al fondo, la puerta del cuartito)
 
La primera pelea que recuerdo en nuestro añorado Enredos me dejó fatal. Me dejó fatal porque me desmintió, no vayáis a creer que yo soy uno de esos seres sensibles que se depilan,  usan cosméticos para “hombres” y lucen una barba impecable de tres días (señal inequívoca de que follan poco)

Piolet acababa de venirse a vivir al barrio y, claro, lo primero era conocer el Enredos. Me preguntó que si era un sitio chungo (en aquel tiempo, el barrio aún conservaba algo de su antigua y bien ganada fama). Le dije que no, que era un sitio muy tranquilo.

Bueno, pues dicho y desmentido. Ipso facto. Acababa de presentarle a Arturo y estábamos brindando por una saludable estancia en la Transmanzanaria, cuando empiezan a oírse gritos en la puerta, gritos que degeneran en tumulto y, del tumulto, sale disparado el Escayolo, un cliente esporádico bastante bolinga, que al grito de 

-- ¡Me quiere matar, me quiere matar!"

atraviesa el bar, pasa como un rayo a nuestro lado y se hace fuerte en el cuartito.

Arturo sale de la barra y empieza a aporrear la puerta.

Arturo: Escayolo, sal.

Escayolo: Ni de coña, que ese tío me quiere matar.

Arturo: Que no te quiere matar. Sal.

Escayolo: Que sí, que me mata, que está muy loco, que no salgo.

Arturo: Que salgas, cagoendiós.

Escayolo: Que no.

A todo esto, M***, que era quien supuestamente quería matar al Escayolo, hace su entrada en el bar, con el cubata en la mano y escoltado por una multitud apaciguante.

M*** parece calmado. Arturo inquiere:

Arturo: M***, ¿a que no vas a matar al Escayolo?

M***: No, que le den por culo. Yo estoy muy tranquilo.

Arturo (al Escayolo): ¿Ves? Sal.

Escayolo: No he oído nada, que ese tío está muy loco.

Arturo: M***, dile al Escayolo que no le quieres matar y que salga de una puta vez.

M*** (alto y claro): ¡Que no! ¿Para qué voy a matar a ese mierda?

Arturo: ¿Ves? Sal ya, joder.


Aquí es preciso hacer un inciso para los que no tuvieron la fortuna de conocer el Enredos en todo su esplendor:

El cuartito, estaba al fondo, entre la barra y el water de chicas. Y el trozo de barra reservado para los CHSF (que ahora custodia Capazorros en su búnker) estaba entre el cuartito y la puerta. En la cabecera de este  postio puede apreciarse bastante bien. La puerta estaba en el punto de vista del lector.


Bueno, ahí estábamos Piolet y yo.


El Escayolo abre la puerta y asoma tímidamente la cabeza.

No pasa nada.

Sale. Sigue sin pasar nada.

De pronto, M*** debe considerar que ya lo tiene a tiro y le lanza el cubata, que pasa entre Piolet y Pcbcarp, con tan mala fortuna que, en su trayectoria, salpica la chaqueta de Piolet.

Al cubata le sigue en tromba el propio M***, sediento de la sangre y las vísceras del Escayolo, arrastrando en su pos a la multitud apaciguante, que no logra hacerse con él (es que es muy grande)

Se lía la de dios. Piolet me mira interrogativo, con esa expresión tan suya de alzar la ceja en plan Sr. Spock y me dice:

-- Tú me dirás a quién tengo que pegar, que yo no conozco a nadie.

Yo, me quito las gafas y me las guardo en el bolsillo mientras le contesto que puede meterle a cualquiera, menos a Arturo y a mí.

Mientras tanto –sólo han pasado unos segundos- se ha formado a nuestro lado una melée de brazos que intentan sujetar puños que no alcanzan su objetivo.

Manolo, el camello jefe de zona por aquel entonces, se mete a poner paces, confiando en su autoridad. En aquellos días aún estaba en forma, y faltaban unos años tpara que Arturo le prohibiera definitivamente la entrada, no ya por ir con pistola a su bar, sino por aquella vez que, encima, le pegó un tiro en el culo a uno después de salir. (Estaban todos bastante pedos, todo hay que decirlo)


Bueno, Manolo lo intenta, pero M*** está fuera de sí y Manolo se lleva un sopapo perdido.

Se hace un breve silencio (no olvidemos que, además de camello en jefe, Manolo era de esos tíos que se habían pasado media vida en el talego) El silencio lo rompe Manolo, que ladra:

--¡Cagüendiós!¡Vale ya! ¡Todos castigaos una semana!

Mano de santo, oye. Problema resuelto: todos sonrientes, dándose palmaditas unos a otros. Jijiji, si era broma, ¿Verdad, Escayolo? Verdad, verdad.

Todo va bien, todo resuelto. Pax.

Escayolo aprovecha para huir. M*** sale a la calle acompañado de sus colegas, comentando la jugada. Todo ha terminado.

¿Todo? No. Porque aún quedaba un Piolet irreductible que resistía entonces y siempre a los malos modos.

Piolet (a Pcbcarp): Ese tipo me ha manchado la chaqueta cuando le ha tirado el cubata al Escayolo.

Pcbcarp: ¿Y qué vas a hacer?

Piolet: Mear mi esquina. 

Piolet, pues, sonríe –tétrico- y sale en pos de M***.

A estas alturas, M*** y sus colegas, no sólo comentan la jugada, sino que ya la están versionando entre grandes risas, construyendo el relato que legarán a la posteridad. Pero… no contaban con un nuevo factor en escena: el factor Piolet.

Piolet sale a la calle, muy calmado, y se dirige al grupito:

Piolet: M***, ¿verdad?

M***: Sí, ¿qué pasa?

Piolet: Me has manchado la chaqueta cuando le has tirado el cubata al escayolo.


Silencio sepulcral. Gasp.


M***: Pues tío, no haberte puesto en medio.

Piolet: No me he puesto en medio. Tú has tirado una copa al Escayolo y me has manchado la chaqueta.


Silencio atroz y expectante entre la concurrencia. Ya hay un corrillo.


M***: Bueno tío, ¿y qué quieres que le haga yo?

Piolet: Quiero que te disculpes formalmente.


Murmullos de auténtico horror entre el público. Estupor.


M***: ¿Que me…? ¡Tío, tú estás de coña!

Piolet: No. Sólo quiero que te disculpes formalmente. [pausa técnica] No es difícil.


Los menos amigos empiezan a poner tierra por medio.

Durante unos segundos, M*** calibra la enormidad de lo que le está sucediendo. Evita la mirada muerta de Piolet.

Humilla.

-- Bueno… pues… medisculpoformalmente.

-- Vale. – Piolet le tiende la mano a M***, que se la estrecha atónito.

Un suspiro de relajación recorre la acera. Piolet y yo volvemos a nuestro sitio en la barra. Arturo nos mira y me pregunta:

-- ¿Este tío es amigo tuyo?

-- Pues sí.

Pero eso ya es otra historia.

Epílogo: Al día siguiente, Manolo y yo nos encontramos en el Enredos. Su comentario: "Oye, Don Pcbcarp, ese amigo tuyo de la barba [Piolet] debe dar unas hostias como panes, ¿que no?"