... Porque, ¿quién aguantaría los ultrajes y desdenes del mundo, la injuria del opresor, la afrenta del soberbio, las congojas del amor desairado, las tardanzas de la Justicia, las insolencias del poder y las vejaciones que el paciente mérito recibe del hombre indigno, cuando uno mismo podría procurar su reposo con un simple estilete?
Hamlet.
Huelga de jueces. Todo el mundo está en contra. Según el Consejo General del Poder Judicial, órgano de gobierno de la judicatura y sumamente prestigioso entre la ciudadanía por la transparencia en la designación de sus miembros e independencia de los mismos, el seguimiento de la huelga ha sido del 35%. Según los convocantes, un 65%.
La lucha no es por las cifras, que varían poco, sino por los porcentajes. El CGPJ contabiliza en el total los jueces sustitutos, los que están de baja y los juzgados vacantes. Qué cucos.
Llama la atención la unanimidad en contra de la huelga. Está claro que su base legal es más bien dudosa, pero tal como yo lo veo, los partidos y, por tanto, sus respectivos medios de comunicación, se han puesto la mar de nerviosos porque hasta ahora tenían un chiringuito estupendo para gobernar a los jueces: las asociaciones mayoritarias. Jueces para la Democracia (PSOE) y Asociación Profesional de la Magistratura (PP) y entre ellas, ni chicha ni limoná (o sea, más bien PP), la Francisco de Vitoria, a través de las cuales se repartían los vocales jueces del Consejo del Poder Judicial
Como ante la situación de la Justicia muchos jueces están hasta las narices, y las mencionadas asociaciones están para lo que están y no para otra cosa, montaron otra: el Foro Judicial Independiente, que es el que ha organizado todo este follón. La Francisco de Vitoria se ha subido al carro. Las otras ven peligrar su status.
El Ministro Bermejo, en su línea, ha hecho con este tema un permanente ejercicio de demagogia barata; la última vez, equiparándolos con colectivos tan queridos de los ciudadanos como los pilotos de Iberia y los controladores aéreos.
Pero, lo más curioso y desapercibido es que cada vez menos Juzgados dependen del Ministerio, ya que la Administración de Justicia está transferida al menos (de memoria) a la Comunidad de Madrid, Cataluña, Euskadi, Andalucía, Comunidad Valenciana y Cantabria; pero no suele identificarse el estado de la Justicia con -por ejemplo- el gobierno de Doña Esperanza Aguirre. (cito a Doña Espe porque es la que me toca)
Ejercicio de demagogia:
"¿Qué pasaría si la pila de millones que le está costando a la Comunidad de Madrid la así llamada Ciudad de la Justicia se invirtieran en mejorar el funcionamiento de la Justicia y pagar a la gente que trabaja en ella en vez de financiar a Norman Foster y otros astros rutilantes del firmamento arquitectónico?"
Lo de las transferencias de la Justicia a los reyezuelos de Taifas no origina el problema, que viene de antiguo; pero lo ha agravado más si cabe por la descoordinación entre territorios y la proverbial irresponsabilidad de las administraciones autonómicas.
Una de las reivindicaciones judiciales consiste sencillamente en poder enterarse de lo que ha hecho un Juzgado de otra comunidad. Si: Hacienda o la Seguridad Social lo saben todo, pero los juzgados carecen de una base de datos común. De ahí el caso Mariluz.
Desde el principio, se escogió al Juez Tirado como cabeza de turco. Se entregaron sus despojos a las iras del populacho mediático aún siendo un Juez especialmente diligente. Todo, antes de que el populacho enfervorecido relacionara el caso con sus sultanes autonómicos.
La medida de presión más eficaz que podrían tomar los jueces es decir: "tenemos una jornada de 8 horas cinco días a la semana". Pues eso, a partir de ahora, trabajamos 8 horas y ni un minuto más. Eso produciría inmediatamente el colapso definitivo de la Justicia. Uno puede estar más o menos de acuerdo con los jueces y tenerles más o menos simpatía, incluso constatar que casi todos ellos viven en un mundo que se parece bastante poco a la realidad y que la primera vez en su vida que han visto un gitano ha sido esposado en su juzgado; pero -salvo excepciones- no se puede decir que no trabajan. Para ellos (y, cada vez más, ellas) la conciliación de la vida profesional y familiar no existe; se llevan el trabajo a casa y se pasan los fines de semana haciendo sentencias.
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Addenda: Al menos en Madrid, los funcionarios llevan en huelga toda la semana, pero nadie parece haberse enterado. Hombre, no vas a comparar el glamour de un agente judicial con el de un Señor Magistrado. Los funcionarios sí que tienen claro que su situación depende del Gobierno autónomo. No sólo incumple los acuerdos sobre actualización de salarios alcanzados tras la huelga anterior (los funcionarios llevaban años y años con el sueldo congelado) sino que sigue cubriendo plazas con personal interino. A la larga, se acabará encargando la cobertura de plazas en los Juzgados a una ETT.
En Madrid también andan levantiscos, encierros incluidos, los Abogados del Turno de Oficio, a quienes la Consejería de Justicia e interior (la misma de los espías) les debe casi un año de sus parcos emolumentos. También están cabreados porque Doña Espe, tras la Sanidad y la Educación, está iniciando su peculiar privatización de la Justicia, con globos sonda sobre la adjudicación del Servicio de Orientación Jurídica (prestado gratuitamente por Abogados designados por el Colegio) a un gran despacho, es de suponer que previo concurso. Ya se sabe, el sistema "liberal": concentrar el poder en manos de unas cuantas grandes empresas y convertir a los autónomos en proletarios.