“El neoliberalismo guiando al pueblo” Diseñado por César Pérez Navarro, sin copyright (04/03/09)
Es obligado comenzar este postio con la celebrada cita de Churchill sobre la democracia, a saber: “Democracia es que llamen a tu puerta a las cinco de la mañana y sea el lechero”.
Digo esto para centrar el debate sobre lo que uno puede esperar de la democracia o de cualquier otro sistema político. Es decir, que no pretendo salirme de los estrechos límites de la realidad, y dejo de lado conscientemente la eventualidad de que Yupi asuma el poder y camine sobre la tierra haciendo el bien. Yo diría que el sistema político español tiene una serie de problemas la mar de graves que son, principalmente:
- La ausencia de democracia interna en los partidos políticos, debida a sus sistemas de gobierno internos y de designación de candidatos. De hecho, si nos atenemos a la constitución y las leyes, todos los partidos deberían ser ilegalizados.
- La falta de representatividad (y de responsabilidad ante sus electores) de los legisladores elegidos, debido en primer lugar a lo anterior y en segundo y principal a la normativa electoral.
- La fragmentación territorial de España, debido a las relaciones de poder dentro de las cúpulas de los partidos y a los intereses de sus mandos regionales.
- La inexistencia de separación de poderes, evidente entre Ejecutivo y Legislativo, y evidente también a partir de cierto nivel entre, no ya el Ejecutivo o el Legislativo, sino entre los aparatos de los principales partidos y los puestos “directivos” de la Judicatura.
- El sistema de financiación de los partidos que por una parte, partiendo de los puntos 1 y 2, tiende a perpetuar la sobrerrepresentación de determinados partidos y, por otra, lleva directamente a la corrupción para conseguir financiación ilegal.
- Finalmente, impregnando todo lo anterior, la falta de cultura política
del vulgo promiscuode la ciudadanía (nosotros), que desconoce los cauces de participación política, muy especialmente en el nivel municipal y el hastío hacia la política causado por un sistema degenerado como es el actual, que produce la dimisión del ciudadano. En esto tiene mucho que ver la educación de los tiernos infantes.
Modestas proposiciones arbitristas para paliar ligeramente lo anterior:
- Obligación de elección de candidatos de forma democrática mediante primarias con varias candidaturas avaladas por un mínimo de afiliados. Igualmente en los niveles municipal y autonómico. Limitación del tiempo de permanencia en el cargo.
- Sistema de elección nominal mayoritario a dos vueltas con circunscripciones pequeñas calculadas teniendo en cuenta la población. De tal forma, el elegido responde ante (y debe tener en cuenta las demandas de) sus electores y no ante el aparato de su partido. Al menos, debe tener en cuenta la opinión de sus electores, que ya es algo. Prohibición, por inconstitucional, de la disciplina de voto. Limitación del tiempo de permanencia en el escaño. Hay que elegir entre un sistema proporcional real, que sólo sirve para que el poder entre los partidos esté más repartido, y uno mayoritario, que hace al diputado responsable ante sus electores y le permite libertad de voto.
- Como no se puede volver atrás en las transferencias, cierre del proceso autonómico. En principio, la aplicación de 1 y 2 debería contribuir a mejorar algo las cosas.
- Supresión del Consejo General del Poder Judicial, que es una simple correa de transmisión a la Judicatura de las decisiones tomadas por las cúpulas de los principales partidos. Designación vitalicia de los Magistrados del Tribunal Supremo y del Tribunal Constitucional, como en Estados Unidos, a propuesta del Gobierno y previa aprobación con examen público por las Cortes. La permanencia vitalicia en el cargo es la garantía contra la intromisión partidaria.
- Esto me lo estoy pensando, porque todavía no se me ocurre una proposición arbitrista mejor que poner un Guardia Civil en cada sede de cada partido.
- Por ejemplo, la normativa municipal española da un amplio margen a la participación ciudadana, incluso en las grandes ciudades, que no se usa prácticamente para nada (hasta que desaparezca como posibilidad legal) Como los partidos no van a explicarle esto a la gente, la función recae en los educadores. Este tipo de cosas son las que deberían incluirse en la asignatura de educación para la ciudadanía. Debe imbuirse a los niños desde pequeños de la idea de que España es suya y no de los políticos, y que tienen una responsabilidad como ciudadanos en controlar a los políticos y, en general, ocuparse de su municipio, de su comunidad y de su país. Obviamente, los cauces de participación ciudadana también deberían ser universalmente conocidos.
En fin, pajas mentales que nos hacemos en los bares.