24/10/11

El fin de ETA da vertigo (a algunos)

ETA hizo público el pasado jueves, 20 de octubre, el comunicado anunciando el cese definitivo de su lucha armada, que todo el mundo daba por hecho una vez escenificada la “conferencia de paz”, cuya única función, por otra parte, era precisamente darles pie a tiempo para las elecciones. Es una buena noticia; no por esperada menos buena.

Dicho esto, me sobran los análisis semiológicos publicados en los medios y las lecturas proféticas a toro pasado cuyo ejemplo más nauseabundo ha sido la carta de Pedro J. Ramírez en El Mundo de hoy domingo, que pretende convertir la victoria del Estado en derrota y el fin de la banda terrorista en una maniobra más de Zapatero y Rubalcaba fruto de su insaciable afán por destruir España. Estas estupideces sólo reflejan los sucios intereses de cada cual de cara a las elecciones del 20 de noviembre y acreditan que éste es un país enfermo.

ETA se ha muerto de muerte natural. Arrinconada por la acción de la policía y los jueces y habiendo perdido su base social, ya era sólo un grupúsculo de niñatos sociópatas ajenos a la realidad. Y lo tenían tan crudo, que hasta ellos se han dado cuenta de que no tenían nada que hacer. Tan natural ha sido la muerte de ETA, que en la última encuesta del CIS (septiembre de 2011) sobre los problemas que más preocupan a los españoles, resulta que sólo un 3’7% de los encuestados la situaban en primer lugar, frente al 23’3% que consideraban más peligrosa a la clase política y los partidos y, desde luego, a años luz del 80’4% cuya principal preocupación era el paro. Creo que estos porcentajes reflejan la realidad, incluida la del País Vasco, bastante mejor que los titulares tenebrosos de los periódicos de extrema derecha.

Si tuviéramos unos políticos que se dedicaran a hacer el trabajo por el que les pagamos en lugar de a acuchillarse entre sí por mejorar, vía elecciones, su tajada de los presupuestos del Estado, ahora estarían hablando con una sola voz y allanando el camino hacia la normalización definitiva de Euskadi. Pero no, porque son prisioneros de lo que ellos creen que quieren sus votantes; es decir, de lo que les cuentan sus asesores electorales y los periodistas que tan pronto les dan coba como los hunden en las encuestas. Como siempre hay unas elecciones a la vista, y ellos no tienen ni la más remota idea de lo que pasa fuera de sus salones, les resulta imposible actuar con sensatez.

La realidad es que el tiempo de ETA ha pasado y que ahora la izquierda abertzale debe formar parte de la vida política normal. Para ello hace falta sobre todo –eso- sensatez por ambas partes. Lo que importa es el objetivo: sencillamente, que Euskadi sea un sitio normal; por lo menos, tan normal como Asturias. Y si seguimos encerrados en posiciones irracionales, de víctimas y venganzas por un lado y de ambigüedades eufemísticas por otro, no lo conseguiremos o, por lo menos, tardaremos mucho más. El otro día decía la hija de Ernest Lluch en una entrevista que las víctimas deben permanecer al margen del proceso porque no son objetivas. Tiene razón e imagino que muchas víctimas estarán de acuerdo. El problema es que bajo el nombre de víctimas fue organizado en su momento un entramado asociativo cuya función era legitimar cualquier acción contra ETA y el mundo de la izquierda abertzale; entramado que –como suele ocurrir- acabó adquiriendo vida propia y escapando al control de sus creadores hasta convertirse en un instrumento más de la extrema derecha mediática.

Hay que asumir que las ideas de la izquierda abertzale, hoy por hoy, son sentidas por una gran parte de los vascos -ni mucho menos por la mayoría- y que esas ideas pueden defenderse por los cauces que ofrecen las instituciones democráticas. Si hemos olvidado que nuestra democracia es la heredera directa, sin ruptura, del franquismo; que el PP es el partido creado por los ex-ministros de Franco para integrarse en el juego de los países civilizados y que hasta finales de los 80, existió un terrorismo de Estado y de sus criaturas seudofalangistas que causó cientos de muertos cuya memoria nadie reivindica, creo que podemos admitir casi todo.

El Estado ha vencido a ETA y la historia la escriben los vencedores, así que la izquierda abertzale no puede pretender que se remueva la memoria histórica reciente. Ya lo harán los historiadores. Lo que toca es que se comprometan claramente a respetar las reglas del juego –y lo demuestren más allá de toda duda razonable- y que ETA entregue todas las armas y desaparezca como actor político. A cambio -obviamente sin reconocer nada de lo que ha hecho mal- el Estado deberá revisar la situación de muchos presos que están en la cárcel sin pruebas de que hayan cometido ningún delito (empezando por Otegi, Díaz Usabiaga y sus compañeros), y de muchos otros que cumplen penas desproporcionadas a los delitos que cometieron, merced a las leyes de excepción encubiertas que condenan como terrorismo hechos que, de haber ocurrido fuera del País Vasco, serían mero vandalismo. Los condenados por pertenecer realmente a ETA, incluso por delitos de sangre, irán viendo mejorada su situación penitenciaria a medida que el proceso de normalización avance. Con el tiempo, la gente se acostumbrará y los titulares apocalípticos irán languideciendo por falta de público.

O eso espero.



13 comentarios:

  1. ETA ha sido derrotada tan solo por no estar a la altura de la actualidad y de la tecnología, no de las circunstancias, que son las mismas de hace mucho tiempo.
    El final de la ETA se escribió hace muchos años y espero que algún día alguien pueda o quiera escribirlo, por su estupidez y su falta de inteligencia.
    Luego veremos a los nostálgicos de siempre: con Franco vivíamos mejor... con ETA vivíamos mejor... Este es el único vértigo que puede quedar, aparte de que el principal problema, la democratización del Estado, no existe y puede hacer que resurja de nuevo y esta vez de verdad, no por cuatro mentecatos que no sabían lo que es la lucha armada y el terror, y otros cuatro que tuvieron esta suerte.

    ResponderEliminar
  2. Buen artículo.
    Sobre desmontar las medidas de excepción: http://www.lapaginadefinitiva.com/aboix/?p=375

    ResponderEliminar
  3. Pau: ante todo, conste que lo del vértigo no lo decía por mí. Por lo demás, mi opinión es que para que una guerrilla -por llamarla de alguna forma- pueda existir deben darse dos cosas: que tenga una base social amplia que crea que no hay otra salida que la lucha armada y que tenga la capacidad de enfrentarse al poder y sus medios. Obviamente, no se da ninguno de los dos factores y no creo que se de en el futuro próximo.

    Orayo, desde luego, el repaso a las medidas de excepción encubiertas da para hablar largo y tendido.

    ResponderEliminar
  4. ¿ves? Este artículo me llena de gozo y alborozo.

    ResponderEliminar
  5. Gran reflexión, pero permíteme una apostilla: la Historia también pueden escribirla los vencidos, sólo basta recordar que los vencedores de la Guerra Civil pretendieron imponer su visión del conflicto, sí, pero eso no quita que desde otros ámbitos (muy vinculados al republicanismo intelectual) se hayan corregido y matizado los relatos de los partidarios franquistas. Vamos, que Preston o Tussell se han merendado a De la Cierva, por poner un ejemplo.
    Eso sí, veremos cómo se desarrollan los acontecimientos a partir del 21N. Me temo que la caverna todavía tiene mucho que gruñir, por desgracia.

    ResponderEliminar
  6. Preston o Tussell pertenecen al bando de los vencedores de la guerra, por eso se han merendado a de la Cierva, que pertenece al bando de los vencedores de su primera escatramuza en tierras hispanas.
    Para merendarse a alguien basta con tener una poderosa editorial por detrás. Al amigo Preston le publica sus libros Random House Mondadori.
    Random House pertenece al macrogrupo Bertelsmann, accionista mayoritario de buena parte de los medios fachas que puedes encontrar en tu TDT o quiosco más cercano. Bertelsmann fue una editorial al servicio del nazismo y su actual propietaria, la señora Liz Mohn, ha sufragado la campaña de Angela Merkel.
    Mondadori fue también ilustre editor de los buenos autores fascistas de la época de Mussolini. Actualmente el grupo tiene como accionista mayoritario a Silvio Berlusconi, que, por ejemplo, se negó a publicar un libro de artículos de Saramago en su editorial.
    Para ser los perdedores de la guerra los veo muy subiditos -y poco proclives a la colectivización de los medios de producción, por cierto.

    P.D. En efecto, los problemas de oído dan vértigo.

    ResponderEliminar
  7. Este postio suyo refleja lo que muchos pensamos, sólo que bien explicado. Enhorabuena.

    Yo también leí la carta de Pedro J. el domingo y todavía estoy sufriendo las arcadas que me produjo. Se me pasará (como siempre). Lo que también me resultó curioso fue el tratamiento de ciertos medios a la conferencia de paz la semana pasada. Si éste fuera un país sano, los lectores incondicionales de ciertos periódicos deberían haber renegado de ellos tras el anuncio de ETA del jueves. Por dignidad, más que nada.

    ResponderEliminar
  8. Paula, jaja. Ya te contestaré en privado a lo del otro postio, que la cosa tiene su miga. Deberías recordar que, por desgracia, sí que sé de qué hablo y no soy tan demagógico. (a lo mejor un poco sí)

    Fer: Dos objeciones, a) tu argumento tiene un defecto cronológico y es que -supongo que por tu edad florida- olvidas el pequeño detalle de que durante 40 años, la historia de la guerra civil fue la que escribieron los vencedores (yo la estudié en el colegio); que 70 años después la cosa ande fifty fifty, no cambia ese hecho. y b) Pues eso, que por desgracia, la historia de la guerra civil sigue partida en dos. No me digas que hay historiadores serios y no serios (o ni siquiera historiadores) que yo me refiero a la percepción de la historia por el común de los mortales, que anda bastante igualada.

    ResponderEliminar
  9. Dizdira: ante todo, te digo lo que a Pau y es que lo del vértigo no lo digo por mí. Por otra parte, ya sabes que este blog tiene vocación ecuménica como bien diagnosticaste tú en su momento (aunque con otras palabras, claro está)

    Mara Jade: En esta nuestra amada piel de toro (Victorino, concretamente)hay un síndrome de autoamargamiento que lleva a una parte importante de la población a no poder disfrutar de la vida y a encontrar en todo motivos para quejarse amargamente y odiar a los demás. Así nos va. Y de eso vive su rival mediatico Pedro J.

    ResponderEliminar
  10. Dizdira y Pcbcarp, tengo MUY en cuenta (y más aún la santa de mi novia, que es especialista en el tema) que durante 40 años no hubo más Historia que la de los vencedores. A lo que me refería es que, con el tiempo, la distancia y, sobre todo, la objetividad -la clásica generación nacida fuera del conflicto- se acabarán matizando las posturas.

    PD: sí, ya sé de dónde vienen las grandes editoriales. Pero tampoco es plan de ponernos muy exquisitos, sobre todo sabiendo que las grandes empresas expanden sus tentáculos por donde vean que hay negocio, sea de una ideología u otra.

    ResponderEliminar
  11. Fer: Ahora releo todo esto y, después de la reparandoria de Dizdira, puede parecer que he estado un poco seco contigo. Nada más lejos de mi intención. Al final -como suele ocurrir- estamos de acuerdo. Ya digo yo que dentro de equis años, todo esto será trabajo para los historiadores, cuando todos los que vivimos aquellos años hayamos muerto. De momento, a la Izquierda abertzale (como al resto) sólo le queda tragar. Te mando una cosa por correo.

    ResponderEliminar
  12. Pcb: esperando me tienes, ladrón.
    Quizás con eso de las transferencias autonómicas se me vaya la olla en lo de la salud mental en los Madriles y alrededores; yo hablo de aquí, de las Hespérides (ja).
    Q.b.s.m.y.s.p., suya affma., s. s., y póngame a los pies de su Sra. Madre o de quien tenga a bien pisotearme.

    ResponderEliminar
  13. Deje de entrar en mi mente, joer. ¿Por qué escribe exactamente lo que pienso?
    Sobre vencedores y vencidos.
    De la guerra civil se ha escrito mucho, pero de la postguerra más bien poco.
    Y desde luego no están saldadas las deudas ni políticas ni económicas ni sociales.
    Personalmente me sube la tensión con el tema de los niños robados, algo que en Argentina, por ejemplo, no han dejado de lado y aquí, con aquello de que el delito ha prescrito y el paso del tiempo elimina todo rastro, apenas se ha movido.
    Y no hablemos ya del asunto de las cunetas y las fosas comunes, porque el tema da asco, pero asco de verdad. Se supone que llevamos tres décadas de democracia, o así.

    ResponderEliminar

Soltad aquí vuestros exabruptos